Estos consejos describen las situaciones de riesgo más frecuentes a las que nos enfrentamos los motoristas en las ciudades, explicando cómo debemos reaccionar ante cada una de ellas.
Constituyen un conjunto de estrategias y pautas de comportamiento fruto de la experiencia, aunque basadas también en la precaución y el sentido común.
Todos ellos persiguen anticiparse y evitar nuestros propios errores y los de los
demás conductores, que en total causan más del 90 % de los accidentes de tráfico.
VER Y SER VISTO
El 70 % de las colisiones entre una moto y otro vehículo se producen porque el
conductor de este último no ha visto la moto.
Ser visto es por tanto un factor de
seguridad fundamental para el motorista.
Actúa siempre como si los demás vehículos no te vieran. Recuerda que
los coches ven mucho menos a las motos que las motos a los coches (ver
2.3.4.) Confiar en que los demás vehículos te están viendo equivale a poner tu
destino en manos de un conductor desconocido, que no siempre es lo bastante
hábil ni responsable para detectarte y reaccionar
en consecuencia. Debes comportarte
como si fueras invisible a los demás conductores,
dejando por si acaso un espacio de
seguridad suficiente que reduzca el riesgo de
colisión (Ver 4.6.)
Circula siempre con la luz encendida para ser más visible, tal como obliga
la ley. Afortunadamente la mayoría de motoristas así lo hacemos (más del 90
% en Barcelona), por la cuenta que nos trae.
Recuerda que no basta con la luz de posición, poco visible durante el día; es necesario
tener encendida la luz de cruce.
Verifica a menudo el funcionamiento correcto de tu luz piloto de posición,
sobretodo al circular de noche, en túneles o
en condiciones de poca visibilidad.
Circular con la luz piloto apagada aumenta el riesgo
de ser embestido por otro vehículo, incapaz de
verte y frenar a tiempo.
Procura mantener una distancia suficiente de seguridad con los coches,
de forma que puedan verte por el retrovisor
o bien directamente. La peor posición para que te
vean los coches es cuando circulas en paralelo y
ligeramente retrasado, porque estás en el ángulo
muerto de su retrovisor. (ver consejo 45).
Señala siempre los cambios de dirección con suficiente antelación
mediante los intermitentes (ver 4.5.). Hazlo
aunque creas que no hay vehículos a tu alrededor,
ya que difícilmente puedes tener la certeza absoluta
de ello.
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El empleo del cláxon y las luces aumenta la
probabilidad de que te vean. Más
vale pecar de “pesado” en este aspecto que sufrir
un accidente.
Pero recuerda que el cláxon sirve para advertir (bocinazo breve: advertencia) y no
para reprender ni todavía menos increpar (bocinazo largo: queja). En este último
caso sólo consigues poner nervioso al otro conductor, al margen de que ya no
sirve para evitar el error que haya cometido.
Evita realizar maniobras bruscas o inesperadas,
excepto en situaciones de emergencia.
Así los conductores de los demás vehículos
tendrán más tiempo para adaptarse a tus cambios
de posición.